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En la búsqueda del éxito, a menudo nos encontramos con la incertidumbre de qué hacer una vez alcanzado. La sociedad nos impulsa a perseguir metas sin enseñarnos cómo afrontar el logro. Es importante reconocer que el éxito y el fracaso son dos caras de la misma moneda, aspectos inevitables en el camino hacia nuestras aspiraciones.

Durante su adolescencia, Marc Balaguer fue admirado y envidiado en Cataluña debido a su aparente vida perfecta. Sin embargo, con el paso del tiempo, se dio cuenta de que aquella existencia era más una ilusión que una realidad. La sociedad tiende a elevar a ciertos individuos para luego disfrutar de su inevitable caída y fracaso.

En su monólogo, Marc Balaguer se sumerge en su propia historia, revelando las experiencias vividas por el niño interior que todos albergamos. Se adentra en la competencia injusta que enfrentó en su juventud al intentar superar el desafío de saltar el "plínton", una prueba que simboliza la lucha por el éxito y la superación personal.